Para las personas mayores que yo conocía la muerte estaba mucho más a la orden del día. Un difunto siempre implicaba una salida, un reencuentro con conocidos, una excusa para pintarse los labios y ponerse la chaqueta nueva que reservabas para ir al médico o a misa. Una especie de fiesta agridulce que daba para hablar varios días. Ya si te morías el uno de noviembre era la leche.
domingo, 30 de octubre de 2016
LA FIESTA
Para las personas mayores que yo conocía la muerte estaba mucho más a la orden del día. Un difunto siempre implicaba una salida, un reencuentro con conocidos, una excusa para pintarse los labios y ponerse la chaqueta nueva que reservabas para ir al médico o a misa. Una especie de fiesta agridulce que daba para hablar varios días. Ya si te morías el uno de noviembre era la leche.
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